Fiesta de la Exaltación de la Santísima Cruz
Celebramos la fiesta principal del Arciprestazgo y el día grande de la tradición de "La Vez". En esta ocasión recibimos a fray Felipe, fray José de Jesús y fray Rafael, la nueva comunidad franciscana procedente de México, que continuará los más de 60 años de presencia franciscana en Santo Toribio
Este año los alcaldes y representantes de los municipios de Liébana llevan el palio, el alcalde de Peñarrubia el estandarte y seis jóvenes cofrades los velones, la procesión empieza en el pórtico con nuestro obispo portando la Reliquia, delante va el estandarte y los sacerdotes que concelebran.
Después se pasa a la iglesia para iniciar la eucaristía que cuenta con la presencia de la junta directiva de la Cofradía de la Santísima Cruz, los alcaldes y representantes de los municipios de Liébana y también la consejera de justicia y presidencia del gobierno de Cantabria. Acompañan al señor obispo Don Arturo, Don Álvaro vicario episcopal, Don Luis diácono y ayudante de Don Arturo, Don Elías arcipreste de Liébana y Peñarrubia, Don Marcelo, el padre Arregui superior de la provincia franciscana, el padre Alonso, el padre Óscar y el padre Juan Manuel, junto a los recién llegados fray Felipe, fray José de Jesús y fray Rafael.
En esta fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz la primera lectura (Nm 21) recuerda otro acto de redención del pecado, gracias a la misericordia de Dios, la curación de los israelitas al mirar la serpiente de bronce. La segunda lectura (Flp 2, 6-11) recuerda que Jesús renunció su condición divina, para morir en la Cruz y por ello ha sido ensalzado y es el "Nombre sobre todo Nombre" . El Evangelio del día (Juan 3,13-17) en el cual Jesús le dice a Nicodemo que Dios mandó al mundo a su Hijo para que salve al mundo.
En la homilía Don Arturo nos pregunta y se pregunta. ¿A qué hemos venido?, una de las respuestas es a rezar. También una reflexión sobre la Cruz, nos invita a mirar la Cruz y a dar la respuesta de si creemos en Jesucristo. Por último manifiesta el agradecimiento por llegada de los nuevos franciscanos que permite la pervivencia del Monasterio, dice que somos muy afortunados y nos invita a ser más humildes y más agradecidos.
Tras el credo y las preces, como cada celebración de la Santísima Cruz los cofrades encargados se acercan al altar con los cirios durante la consagración
Antes de la bendición nos saluda uno de los recién llegados franciscanos, con su deseo de una fructífera presencia en Liébana con la ayuda de Jesucristo.
Tras la bendición, la adoración se produce en el claustro y es muy duradera en el tiempo porque es muy numerosa la presencia de fieles este año.